martes, 28 de febrero de 2012

Tiempo de Cuaresma, volver a Jesús.


Jesús. Un año más me invitas a recorrer el camino hacia la Pascua.
Soy consciente de que, tal vez, me encuentres con las mismas dudas e inquietudes que el año pasado.
Jesús. Perdóname, porque muchas veces pretendo orar y siempre encuentro mil excusas.
Sin embargo, tú, Jesús, siempre estás allí, a mi lado;
sales a mi encuentro cuando estoy decaído
y por eso, quiero recuperar las ganas de estar junto a ti.

Jesús. Cuando caminas cansado y agotado hacia el gólgota, me haces ver que la vida es maravillosa,
porque igual que tú, cuando uno se ofrece para llevar la felicidad a los demás,
a los despreciados,
a los que nadie quiere,
a los enfermos;
se da cuenta que a tu lado la vida tiene otro sentido.

Por eso, Jesús, ayúdame:
- para que tu palabra no sobre en mi mochila;
- para que pueda conocerte mejor;
- para que si hago ayuno lo haga sin ruido;
- para que mi caridad florezca con sencillez;
- que mi oración brote como un rayo de sol entre las nubes,
y sobre todo, que nunca deje de buscarte.

Jesús. Ayúdame también, para que este tiempo de cuaresma,
sea un oasis de meditación y de paz;
de pensar en las veces que me he olvidado de vos,
mientras vos sufrías y morías para mostrarnos
cuáles son los preferidos de Dios,
y cuál es la forma de relacionarnos con Dios y con los demás:
nada más ni nada menos, que desde el amor.

Jesús. Ya sé que quieres que te mire a los ojos y así pueda
descubrir que merece la alegría seguirte.
Que día a día pueda mirar mi corazón,
y comprobar con alegría que de a poco se va pareciendo al tuyo.

Por todo eso, Jesús, ayúdame…

(A partir de una oración de Rafael González OP publicada en www.obradedonbosco.org.ar)

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