viernes, 19 de julio de 2013
Fiestas Patronales en la Capilla Ntra. Sra. de Itatí
El domingo pasado, 14 de julio, celebramos en la Capilla Ntra. Sra. de Itatí en el barrio El Matadero de Bernal las fiestas patronales.
Con gran alegría recibimos a los chicos y padres de catequesis de la Parroquia que quisieron acompañarnos. En la homilía el Padre Carlos destacó la figura de María como servicial y testigo de la Fe que compartimos como comunidad, invitando especialmente a los chicos a seguir sus pasos.
De una manera simple aprendimos las partes del "Ave María" y cómo esa oración nos ayuda a seguir a Jesús de la mano de María, como el mismo Jesús lo ha querido y la comunidad así lo ha entendido.
Compartimos luego la procesión, animada por los chamameceros y un almuerzo a la canasta, seguido por baile y mucha alegría.
Aquí las fotos para disfrutar: FOTOS DE LA FIESTA PATRONAL en ITATÍ.
Carta Encíclica "LUMEN FIDEI" del Papa Francisco
El hermano Carlos Fusilier nos envía para compartir con todos los hermanos de la parroquia la Carta Encíclica Lumen Fidei del Papa Francisco. ¡Gracias!
CARTA ENCÍCLICA
LUMEN FIDEI
DEL SUMO PONTÍFICE
FRANCISCO
A LOS OBISPOS
A LOS PRESBÍTEROS Y A LOS DIÁCONOS
A LAS PERSONAS CONSAGRADAS
Y A TODOS LOS FIELES LAICOS
SOBRE LA FE
LUMEN FIDEI
DEL SUMO PONTÍFICE
FRANCISCO
A LOS OBISPOS
A LOS PRESBÍTEROS Y A LOS DIÁCONOS
A LAS PERSONAS CONSAGRADAS
Y A TODOS LOS FIELES LAICOS
SOBRE LA FE
1. La luz
de la fe: la tradición de la Iglesia ha indicado con esta expresión el
gran don traído por Jesucristo, que en el Evangelio de san Juan se
presenta con estas palabras: « Yo he venido al mundo como luz, y así, el
que cree en mí no quedará en tinieblas » (Jn 12,46). También san
Pablo se expresa en los mismos términos: « Pues el Dios que dijo:
“Brille la luz del seno de las tinieblas”, ha brillado en nuestros
corazones » (2 Co 4,6). En el mundo pagano, hambriento de luz, se había desarrollado el culto al Sol, al Sol invictus,
invocado a su salida. Pero, aunque renacía cada día, resultaba claro
que no podía irradiar su luz sobre toda la existencia del hombre. Pues
el sol no ilumina toda la realidad; sus rayos no pueden llegar hasta las
sombras de la muerte, allí donde los ojos humanos se
cierran a su luz. « No se ve que nadie estuviera dispuesto a morir por
su fe en el sol »[1],
decía san Justino mártir. Conscientes del vasto horizonte que la fe les
abría, los cristianos llamaron a Cristo el verdadero sol, « cuyos rayos
dan la vida »[2]. A Marta, que llora la muerte de su hermano
Lázaro, le dice Jesús: « ¿No te he dicho que si crees verás la gloria de Dios? » (Jn 11,40).
Quien cree ve; ve con una luz que ilumina todo el trayecto del camino,
porque llega a nosotros desde Cristo resucitado, estrella de la mañana
que no conoce ocaso.
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